Más allá de duplicar finales en las palabras, hijos/as, niños/as, señores/as y un largo etcétera; más allá de una cantidad enorme de leyes, de las cuales veremos más abajo algunas; más allá de la sobreinformación en la que vivimos; más allá de todo eso, seguimos necesitando Educar en Igualdad.
Los derechos humanos recogen el derecho a vivir dignamente, en libertad y respetando la integridad física y psicológica de las personas.
En el Artículo I de la Declaración de las Naciones Unidas leemos “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada” es violencia contra la mujer.
La Constitución Española recoge la igualdad como valor superior y la jurisprudencia establece las disposiciones que se vulneran con la violencia de género, encontrando entre ellos el derecho a la dignidad de la persona y el libre desarrollo de su personalidad (artículo 10.1), el derecho a la vida y a la integridad física y moral (artículo 15) y el derecho a la seguridad (artículo 17).
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, establece recomendaciones y directrices para actuar contra la violencia que constituye una manifestación clara de la discriminación. La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, establece que “las mujeres y los hombres son iguales en dignidad humana, e iguales en derechos y deberes. Esta ley tiene por objeto hacer el derecho de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de la discriminación de la mujer”.
A nivel autonómico, contamos con la Ley 7/2018, de 30 de julio, por la que se modifica la Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género. Esta Ley tiene como objetivo luchar contra la violencia que, como consecuencia de una cultura machista y manifestación de la situación de desigualdad y de las relaciones de poder de los hombres, se ejerce sobre las mujeres por el mero hecho de serlo. Además, establece los tipos de violencia de género, incluyendo algunos nunca contemplados como: la ciberviolencia, la violencia a través de los medios de comunicación y el matrimonio precoz o forzado.
En el Informe de la Juventud en Andalucía, donde un 93,8% de jóvenes hablan de la violencia hacia las mujeres como un problema muy extendido pero asociado a causas de salud mental, consumo de drogas y bajo nivel educativo.
La violencia de género supone una violación de los derechos humanos y una manifestación extrema de la desigualdad en la que viven muchas mujeres en el mundo.
No se trata de una desigualdad que afecta más a unas clases sociales que a otras, es un mal que muchas de nuestras jóvenes y no tan jóvenes están sufriendo, posiblemente en silencio por miedo o por vergüenza. Es un trabajo que todas tenemos que hacer, debemos estar muy atentas a las pequeñas señales que lanzan las víctimas; y muchas de nosotras que somos madres, tenemos la gran responsabilidad de educar a nuestros hijos e hijas en una igualdad real, no solo ayudando en casa a realizar tareas, no solo rompiendo roles y estereotipos – que también- sino educando en el respeto al otro, aceptando al otro, la libertad y la intimidad del otro.
Desde Fundación Mornese, en nuestra labor educativa, desde hace ya varios años llevamos adelante el proyecto “DES-IGUAL” que es justamente eso, acciones de sensibilización y prevención, teniendo la educación en valores como una de las estrategias más efectivas para la transformación social, especialmente en las mujeres y en la población joven. Este año el lema elegido es “Equilibra la balanza: Doce escalones para el cambio”.
Es un derecho, pero también un deber, el hacer de este mundo un lugar más justo e igual para todos y todas.