Hace un tiempo escribí en mi blog un artículo acerca de ciertas premisas básicas para vivir un amor maduro, siempre desde mi propio punto de vista, claro está.

Hoy puedo decir que desde entonces he trabajado con tantas mujeres en sus batallas emocionales, que he podido comprobar que aunque hay tantas formas de amar como mujeres somos, hay indicativos concretos y comunes que nos muestran una madurez emocional anhelada en el Amor y que son reconocidos por todos los que han estudiado esta energía de alta vibración llamada Amor.

El amor maduro significa unión entre dos personas pero siempre a condición de preservar la propia integridad y la propia individualidad”. Erich Fromm

Tal vez esta frase que los psicólogos conocemos y que Eric Fromm enunció sabemos entenderla bien las mujeres, porque en la sociedad en la que vivimos si eso es madurar en el amor, para nosotras no es nada fácil.

Yo como mujer y que siento como tal, al igual que con las que comparto mi vida: mis compañeras, mis clientas, mis amigas, las mujeres de mi clan familiar … todas sentimos el amor maduro solo cuando conseguimos un gran amor por nosotras mismas basado en el autoconocimiento, en la dignidad y en el respeto.

Entonces encuentras que tu sitio no está en ese lugar que tu creías, fuera de ti, donde se busca la validación, la aceptación, la felicidad y la aprobación, ese lugar alejado de tu mundo interior, no… no está fuera sino dentro de nosotras.

De alguna forma, el amor maduro es consecuencia de un proceso de individualización que a la mujer le resulta especialmente difícil e incluso a veces muy doloroso, por los arquetipos femeninos de Hera, Deméter y Perséfone, que representan los papeles tradicionales de la mujer que reparte su vida y su tiempo entre hijos, marido, padres a lo que en nuestra época contemporánea añadiríamos el trabajo.

Puede que este Amor maduro nos llegue antes o después o que nunca llegue simplemente por no trabajarlo, pero todas las que lo han alcanzado, han tenido que transitar por un tiempo previo,  incluso unos años, de distracción y descarrilamiento de nuestra identidad emocional. O ese no “saber dónde estás y cuál es tu lugar en el mundo” que puede que muchas de nosotras conozcamos..

Sea por ingenuidad, por no prestar atención o por ignorancia, el proceso de madurez hace sentirnos extrañas porque la piel que nos envolvía y a la que nos agarrábamos y aferrábamos con fuerza, se destroza.

Pero al final, transitar por todas esas dudas, ansiedades, inseguridades, sentimientos de victimismo, de soledad, frustración, miedo, ira, tristezas…etc, etc, etc, te hacen alcanzar una gran sabiduría, que te hacen vivir y amar de forma diferente y única, es casi una reconstrucción de una misma.

Como dicen, toda mujer alienta una vida secreta y una fuerza poderosa llena de buenos instintos, llena de creatividad y sabiduría que encierra el gran poder de un territorio aún sin explorar: el fantástico mundo de la psicología femenina.

Hay un orden que parece estar preestablecido: Conocernos, amarnos y casarnos, tal vez lo suyo sea pensar de otra manera: Conocernos, casarnos y entonces amarnos y amándonos unirnos, individualizarnos y respetarnos , así … tal vez las cuentas salgan de otra manera.

María José Villalba Muñoz

Psicóloga transpersonal  y Coach Personal y Ejecutivo. Especializada en auto-conocimiento, gestión del cambio y liderazgo.

Acompaña a personas, emprendedores y directivos en sus procesos personales y desarrolla para empresas proyectos de liderazgo consciente.

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